sábado, 22 de diciembre de 2012

El Recuerdo - Poema en Homenaje a Manco II y al Cusco

César Calvo en el Cusco

Vídeo :



Vídeo en pantalla completa:
César Calvo - El Recuerdo - Homenaje a Manco II y al Cusco - Poema 
El Recuerdo - poema

Antaño fuimos otros
Fatigados o heroicos o gozosos
Eran nuestros los brazos que abrazaban la tierra, los hijos, las batallas,
Y en la plaza de jolgorio y de mantos volcados sobre el césped
Fiesta del Sol contémplanos.
Danzábamos, amábamos, mirábamos la Luna
Después llegó la sangre
Olas de sangre nuestra derribaron sembrios y ciudades
Manco II Taitachay, contigo como por un relámpago guiados
Tras la incendiada tela de tu pecho marchamos hacia el Cusco.
No arriaste el corazón, la cólera, el Imperio ,
Cuando la infame muerte por mil moscas azules precedida
Golpeó nuestros ojos en busca de los tuyos
No hubo mano ni amor que detuviera
Tu hermoso cuerpo entrando hacia la tierra.
Y cien mil veces fuimos sin tregua asesinados.
Dejamos de ser libres, dejamos de ser dueños, dejamos de ser Dioses.
Las antorchas bajaron la voz hasta dar sombra.
Solo la negra hierba creció sobre los campos
Cubrió los corazones, el Sol, los altos muros, el viento, las edades.
Otros fueron los hombres desde entonces
Y desde entonces otra fue la historia.
Manantial de traiciones,
Años que solamente aplacaron la sed de los cobardes ...


César Calvo
Del Poemario "El Cetro de los Jóvenes" 1966

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Nuestro especial agradecimiento a la cineasta Sra Nora de Izcue quien consiguió recuperar y digitalizar los versos del Poeta de los archivos de la Casa de Las Américas en La Habana.

Edita Dr Guillermo Calvo Soriano

domingo, 2 de diciembre de 2012

César Calvo: Un Pedestal para Nadie, para Ángel - Hildebrando Pérez Grande

César Calvo y Raúl Castro - Lima 1959 




Era la hora del antifaz y el peligro…

                                               
César Calvo
En mayo de 1967, la Casa de las Américas publicó,en su Colección Premio,con una impresionante carátula diseñada por Umberto Peña, El Cetro de los Jóvenes, que había recibido Mención Honorífica meses antes en su prestigioso concurso. En este volumen dedicado a Javier Heraud, Luis de la Puente Uceda y Edgardo Tello,  protagonistas de las luchas sociales en el Perú, en los inicios de la década del 60’, se encuentran los poemas “Viejo tiempo nacido bajo el cielo” (pags.15-16), “A la orilla del Drawa, alguna vez” (pags. 23-24) y “Palabras para un ciego” (Pag. 27). Estos textos los volvimos a leer en la edición de Pedestal para Nadie (Lima, INC, 1975), volumen que reúne toda su producción lírica, y en la reciente edición de este libro con el mismo título (Lima, Mesa Redonda Editores, 2010), que trae, además,  un dossier gráfico y el manuscrito de un poema inédito. Con Pedestal para nadie, César Calvo (Lima, 1940 - 2000), obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 1970. En estas dos ediciones, los poemas mencionados más otros cinco adquieren independencia y se incluyen como un cuaderno singular: El último poema de Volcek Kalsaretz  (1965).
Desde sus primeros poemas César Calvo deslumbró por su lenguaje enjoyado, por la riqueza cromática de sus imágenes, por el velo de melancolía y apagada tristeza que expresan sus versos por el bien perdido, esto es: la infancia, el amor redentor, la armonía social así como por la tensión lírica que a ratos encrespa su escritura ante la soledad, el desamparo, la injusticia, el desamor, la muerte. Quien visite la poesía del autor de Ausencias y retardos, por otro lado, sabrá saborear un lirismo próximo al lenguaje onírico, a las ardientes playas del surrealismo subyugante. Y no debemos dejar de  anotar su gran manejo del ritmo, y la musicalidad sensual con que el poeta seduce a sus lectores. Poesía, pues, de una imaginación calcinante, de una orgía verbal sin fronteras, de urgencias y demandas por un orden social más justo.
Cierta tarde, cerrando la década convulsionada de los 80’ en todo el Perú, horas antes de que César Calvo ofreciera una lectura de sus poemas en el Taller de Poesía de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, compartió con Alejandro Tamashiro y con quien suscribe esta nota, un secreto celosamente guardado por muchos años. El poeta nos hizo leer los tres poemas mencionados en el párrafo inicial y nos preguntó con cierto brillo travieso en sus ojos: “notan ustedes algo fuera de lo común?” Después de leer y disfrutar las bondades líricas de su escritura, los dos dijimos que eran  notables, conmovedores, incluso yo arriesgué lo siguiente: “A la orilla del Drawa …” es envidiable por su textura y riqueza verbal”.
Después de insistir si veíamos algo más “interesante” en dichos poemas, ya cansado por nuestros silencios, el poeta pidió un resaltador y con un entusiasmado que no pasó desapercibido marcó la primera letra de cada verso, entonces se podía leer claramente, empezando  de arriba hacia abajo, consignas políticas de los años 60’. Sin contener su risa victoriosa exclamó:”Qué pasó, Tamita, no te diste cuenta, mira hasta dónde fuimos de clandestinos. Francisco estaría orgulloso de nosotros (se refería a Juan Pablo Chang Navarro, el “Chino” que acompañara al Che en Bolivia, pues con ese nombre lo conocíamos en el Perú). Y tú, refiriéndose a mí, poniéndose serio, dijo:” ¿Y a esto cómo se le llama en la universidad?”. Antes de que le respondiese ya me estaba abrazando para levantarme varias veces en el aire, como era su costumbre cada vez que andaba dichoso. En fin.
En la versión grabada de la conferencia que ofreciera César Calvo, en el ciclo “El escritor ante el público”  el 9 de julio de 1974, en el Instituto Italiano de Cultura de Lima, que años después  se publicara, el poeta confiesa que vivió: “cambiándome de nombres en hoteles de engañosa memoria, hasta que un día desperté sin distinguir en realidad mi rostro, perdido entre máscaras como un naipe en un mazo de barajas ajenas y gastadas”. Hasta donde sabemos, es a instancias de Chang que Calvo, a fines del 63, acepta incorporarse al ELN peruano. Y como tal tuvo que asumir varias identidades, manejar documentos de identificación con otros nombres. Otras máscaras, otro antifaz, como él mismo lo señalara en diversas oportunidades. El que más recuerdo es el de Ángel.
En la poesía latinoamericana es un tema recurrente la búsqueda de la identidad, la otredad, la alteralidad,  la ‘persona’ que en el texto habla y el uso de la ‘máscara’ y los seudónimos, y los heterónimos es frecuente en nuestras voces más altas. Podríamos citar varios ejemplos, algunos de ellos increíbles, desde José Martí hasta Roque Dalton, pasando por César Moro y Juan Gelman. Ya lo decía Nietzche de manera rotunda: “todo espíritu profundo necesita una máscara” (acaso como Ino Moxo, el héroe de la espléndida novela de Calvo), para crear laberintos borgianos que nos llevan por rúas en donde el misterio, los espejos, las sombras atraen nuestra atención. Estas búsquedas para sortear las fronteras de la realidad y jugar con la ficción, descansan en un gran dominio del lenguaje poético. Al virtuosismo verbal que hacen gala estos  poetas le agregan, unas veces el humor, la ironía y un gran sentido lúdico. Calvo es uno de esos Maestros de la Lengua y de la Retórica en nuestro idioma, y como tal escribe en diversos planos: su discurso resplandece a flor de piel las más de las veces, y otras, más disimuladas, más secretas, esperan ver la Luz un día.
Es el caso de estos tres poemas en los cuales César Calvo, prestándole su voz a Volcek Kalsaretz, sobreviviente del campo de concentración de Auschwitz, nos deslumbra y conmueve con la Magia de su Poesía: las formas discursivas modernas que el poeta maneja diestramente  no duda en utilizar los acrósticos tradicionales para enviar otro mensaje, esta vez  solidario, subyacente, digamos clandestino, enmascarado, a sus compañeros que no lejos de él combaten en otras trincheras. A contracorriente de los gestos de bohemia y de cierta frivolidad y desgano por la condición humana que hacía gala, Calvo, el otro, el mismo, por lo que recordamos, siempre asumió con mucha responsabilidad las tareas que le asignaba su organización política.
Pedestal para Nadie, para Ángel, para César.  En el poema  “Prosa de la calavera”, José Emilio Pacheco, escribe: “Como Ulises me llamo Nadie…Serena máscara, secreto rostro que te niegas a ver – aunque lo sabes íntimo y tuyo y siempre va contigo-, yo soy tu cara auténtica, la que más se aproxima a tus semejantes”.  En este bello acierto del reciente premio Cervantes, reparamos en la obra fundacional del canon de occidente: los textos homéricos, y entre los héroes de Homero el más seductor: Ulises. Y con Ulises aparece Nadie, la máscara, el antifaz, la otra identidad, el rostro secreto. Desde entonces y acaso mucho antes, a la fecha, cuando menos se le espera reaparece en la literatura el invicto Nadie. Y entonces vuelven a surgir las máscaras, el antifaz, todos ellos fecundo en ardides (como Ángel, como César). Y la voz de la máscara no es una burda falsificación, es la otra voz, la distinta, la entrañable, la voz oscura y luminosa de la pluralidad de mundos que nos habitan.
Aquí están los poemas que alguna vez escribiera César, Nadie, Ángel:

CÉSAR CALVO
Palabras para un ciego
Pasa por este mundo como si caminaras en el
Alambre de un circo lloroso, con el sol en la mano
Ten cuidado, no se vaya a caer tu corazón,
Recuerda que estás solo al borde de un abismo
Insomne, y que al fondo de todo, nadie te
Aguarda sino tú mismo, un pozo
Oscuro, un ojo que agotó ya sus mares en mirarte.
Mírate
Usurpa el sitio de tu sombra,
Entrégate,
Retente en tu memoria,
Ten cuidado,
Estás solo.
Vuelve la frente: alguien te llama, sentado
En el principio de las cosas, te dice «anreteadiv»,
No le creas, es uno que perdiste para siempre
Cuando tus pies sostenían la tierra, avanza
Entonces, llévate de la mano a las estrellas,
Recíbete como un abrazo que olvidó su cuerpo
En el vacío, cierra los ojos y
Mira: el sol pende como un fruto negro, córtalo,
Ordena tu morir, ponte la boca,
Sube a tu corazón, bebe los ríos claros de tu sangre!

Viejo tiempo nacido bajo el cielo
Viejo tiempo nacido en nuestras tumbas bajo del cielo
Inerme, cuando la primavera tras de las alambradas era un sol
Verde comido por las ratas, y ni luz ni consuelo
A nuestro corazón encadenado, tú, viejo tiempo testigo,
No nos abandonaste, no nos abandonaste.
Largos fueron los días que atestados llevaban
A la muerte, como trenes, o largos como filas de piojos,
Sangre del árbol negro, la negra noche de Auschwitz
Girando como trompo en la mano de Amán;
Una llave caía, una estrella podrida, en la memoria;
Eran entonces voces, pozos insomnes éramos
Reunidos,
Resecos, tapiados como el ojo de la felicidad,
Inocentes y muertos y olvidados:
León Braiman, obrero, fusilado,
Luisa Piekaretz, niña, incinerada,
Alberto Goodman, médico, asfixiado,
Sergio Dannon, estudiante, estrangulado.
Volcek Kalsaretz, nadie, todavía.
Inolvidables muertos olvidados: más me hubiera valido
Caer entre vosotros bajo aquel sol inerme comido por las ratas.
Todavía los gritos me golpean la frente, como hojas
Otoñales veo caer vuestros rostros acuñados por el miedo,
Roto ya para siempre como un dique el recuerdo,
Inundado mi corazón de ciega luz, rebalsado como un espejo
Oscuro, me afeito en las mañanas, mi rostro no es mi rostro, ya no
Soy más, debajo de mi frente yazgo muerto mil veces, me levanto,
Ando al borde del ancho Amazonas por la tarde, penosamente, como
Si arrastrara mi cadáver, tu cadáver, oh tiempo innumerable, eternamente

A la orilla del Drawa, alguna vez
Era entonces la vida como una
Jarcia al viento, en los altos establos o en la noche
El día de tus aguas
Rodeaba mi corazón, y sobre ágiles campos de cebada, tú,
Cómplice de mi infancia, Drawa de labios húmedos,
Inventabas los juegos y los cantos.
Todo nacía de tu mano azul, todo volaba,
Oh río de ojos claros, como un claro milagro.
Detenerte no pude en esos años, cuando
El amable invierno te extendía como una blanca súplica,
Limosnero de mis pies y las estrellas,
Infatigable y luminoso y cálido, duende
Bueno girando en mi alegría bajo los altos pinos
Eenjoyados como esqueletos de astros; o en el granero, tú y yo
Recostados, prohibidos en el heno, hasta que las agujas de los gallos
Asediaban mis ojos y el sol se incorporaba
Como un convaleciente entre los brazos, brazos de
Invierno amable, pecho cálido, prestidigitador
Omnipotente: entre tus verdes brazos que
No pudieron tampoco retener esos años, retenerme.
Negra y sedienta hoguera de la memoria en torno
A la cual danzan niños de ojos quemados,
Crece hoy en tu lugar sobre las ruinas del
Invierno. ¡Cómplice de mis cantos, Drawa de labios húmedos,
Oh río de ojos claros como un claro milagro,
Ninguna huella dejan mis pies al recordarte:
Al igual que tus aguas, el blanco tiempo del amor,
La infancia, se evaporó en los ojos de aquel negro verano!


Casa de Las Américas - La Habana - Cuba
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Nota del Editor:
Mi hermano César un día con el rostro iluminado me hizo saber 
que Volcek Kalsaretz era otro antifaz: 


volCEk kalSARetz  

volcek KALsaretz  



VOlcek kalsaretz


Edita Dr Guillermo Calvo Soriano - Lima - Perú.


sábado, 1 de diciembre de 2012

PAPILLÓN MATÓ A PAPILLÓN - Escribe César Calvo

Henri Charriere Papillón y César Calvo en Teatro de Caracas


UNO

Maryaedith García Fuentes me dice que no puede terminar de leerlo y que no importa porque intuye que el tal Henri Charriere es un farsante y en eso palidece, allí está justamente, se sonroja , menos mal que las coincidencias no existen dice, y periodista al fin, cimbreante al fin , sé que no lo conoce ni en pelea de perros , pero es de noche y estamos en el teatro mas cursi de Caracas y entonces ella se le acerca con aires de llanura, ríe, le dice cosas , lo trae, me lo presenta . Y él también se incomoda , más que la cortesía el desconcierto tasajea un saludo , una semisonrisa que pronto cicatriza en lo alto de su facha como de árbol de cuero , Yo hubiera querido nacer en el Perú , me dice, que suerte tiene Usted , además de peruano ser poeta y además de poeta periodista , y desde el fondo de su soleada corteza me escudriñan dos dardos , y al final es lo mismo , dice uno de los surcos de su cara , poeta y periodista, arriba un sombrerito de corduroy canela , porque el periodista es un escritor de lo efímero , abajo una chalina de lana color perla desmedida , y el escritor es el periodista de lo que permanece. ¿ No es así ?

DOS

Esa noche yo estuve , doblemente , en platea , y pese a ser mas ojos escuchándolo que oídos observándolo , hasta hoy desconozco las probables canciones que desde el escenario enriquecieron al ya enriquecido y/o enriquecedor Festival de Onda Nueva.

A la tarde siguiente fue igual , pero mejor , en casa de Charriere . Y a la siguiente, igual , y aún mejor , pues fui con Eva Lewitus y Eva fue con su máquina de anualizar momentos , y Papillón y yo , mientras hablábamos , pasamos varias horas levitando , es decir "lewitando" ante la innumerable mirada de la cámara fotomágica de Eva.

He reunido aquí algunos instantes de esa conversación que nos obsequió Henri Charriere . La pena de su muerte me impelió inicialmente a esconder la entrevista que le hicimos entonces y que ya entonces titulé PAPILLÓN MATÓ A PAPILLÓN.

Solo unos avances de la misma fueron acogidos por la Revista Amazónica Proceso que dirige con tanta terquedad como talento , el poeta Javier Dávila Durand . Puede decirse pues que a "La Prensa" toca hoy plenamente difundir estas notas que nunca imaginaron atesorar la última entrevista concedida por Charriere.

Aquí están sus respuestas a mis pobres preguntas . Aquí están sus palabras revelando la encantada , violenta , tierna hoja de fuego que fue en verdad el alma de ese sólido presidiario conocido universalmente como Papillón , pues tal fue su "alias" en el mundo de la delincuencia. O, para bien decir : en uno de los mundos de nuestra rebeldía.

Henri Charriere y César Calvo en su Sala - Biblioteca

TRES

Dice que está cansado de su voz , que por eso ya no escribe , es preferible hablar 
Casi de un solo paso atravesamos este su comedor que sabe a humo de pipa y Biblioteca , y a transparencia de hálito de frituras recientes, para reintegrarnos al silencio del centro del mundo.
Del centro del mundo de Papillón , y también Biblioteca : la diminuta sala de su departamento.

La tarde caraqueña se adivina a lo lejos un tertuliar de noche , de grillos en la noche , abajo , en las veredas , tras un olor a pino y a luz cálida . Papillón no se apura en las palabras , habla con hambre lenta , con cuidado , igual si siguiera masticando , jurando que en las manos de su mujer se hace poesía la carne mechada con caraotas , inclinado al plato, sin parecer francés , aunque algunas veces, confiesa , piensa en Gustave Flaubert.

Pero sobre todos los héroes prefiere los de Homero. Oui , perdón ...si : vivían de una manera mas integra mas noble , mas intensa que nosotros. ¿ No te parece así ? . Y yo le hablo del Ché y Papillón me dice que sí , que por supuesto , que lo admira , y luego hace un silencio como si se alejara y luego vuelve los ojos al escritorio ya sin remordimiento y luego :
- En el fondo , en el fondo , pienso que yo solamente he venido a mirar . A vivir lo que miro, a escribir lo que miro . Si ... Una especie de confidente ....
- ¿ Puedo hacerte preguntas Papillón ?
- ¿ Otras mas ? ...Las que tú quieras , pero que duren poco, eso sí , para poder hablar de otras cosas ...

CUATRO

- ¿ La Soledad ? _ comienzo
- Creo, mi amigo , que la soledad consiste en no encontrar nunca a los demás cuando se los necesita , cuando mas se les necesita y en el preciso momento en que se les necesita . Creo que esto es la soledad ... Fíjate.Yo hubiera querido solo ser solamente un hombre bueno . Y mira en lo que he terminado : soy solamente un hombre bueno . Y todo por culpa de la soledad.
-¿ Y que cosa es ser un hombre bueno ? ...
Y sus ojos fulguran rasguñando diría que una burla :
-Un hombre bueno no es una cosa hermano mío ...
Y ríe .

Papillón y César Calvo meditan

-Es algo mas que una cosa ...
Y como si en sus palabras recuperase la cara :
-Un hombre bueno es un tipo que puede mirarse en el espejo , todos los días, al afeitarse , y sin bajar los ojos . Todos los días mirándose al espejo , sin bajar la mirada . Eso es ser un hombre bueno a fin de cuentas ...

Y Papillón mas tarde , y con mas nitidez , hace de la entrevista un duro juego , un deslumbrante juego que no olvido .
Y así se lo digo , se lo voy a decir y antes de terminar de hablar él me adivina :
-Sí, es el tipo de juegos al que me acostumbró mi padre , el padre que yo hubiera querido tener . Le gustaban mucho los juegos de palabras . Decía que el ajedrez era como la vida , una frase que nunca termina . Porque o ganas o pierdes , y el triunfo y la derrota son siempre un comienzo , jamás un termino ...

Acaso contagiada por su esposo , aquel nuestro gran músico judío Eva Lewitus se inclina hacia su máquina fotográfica con pasión y con dedos de concierto , y la máquina suena , suena , suena ... Papillón , cuello estirado mas que estirado , tenso , se inquieta y se acomoda sobre los codos , sus ojos van a Eva , se fijan en la máquina que insiste , parece que quisieran detenerla , acallarla , instrumento no de aire sino de luz , no mana melodías sino que sorbe imágenes , bebe músicas mudas . Papillón las escucha y muerde mas la pipa , regresa a mí , gira hacia el otro lado , detrás de su escritorio , y mas y mas nervioso todavía parte al fin una brizna de tabaco entre los dientes y la escupe hacia la luz de la ventana que viene de Caracas . Parece que se calma , torna a hablar .
Y Eva Lewitus aprovecha el reposo de la luz sobre el perfil alerta de Papillón . No se muevan tanto , dice , mis fotos no son impúdicas . Y Papillón : -Ya lo estás viendo , César . Tarde o temprano nos llega la hora , sobre todo en nuestro caso , que nacimos tan bien modelados .



César Calvo con el anillo de arcilla ...


Y reimos los tres . Y Papillón repara entonces en el anillo que verdea en el índice de mi izquierda. Bien hermoso, de arcilla , ¿No...? Si... Si...

Y sin quitar los ojos del círculo de tierra que me obsequió Josefina Alvarez :
-Esas cosas no debieran usarse ...
-¿ Porque no, si son bellas...? - me sorprendo .

Y Papillón, ya no recuerdo bien , creo que sonriendo , como yéndose lejos :
-Porque suelen romperse con mas apuro que el amor, 
con mas crueldad que la niñez, suelen romperse , mi hermano ...

CINCO

-¿ Cómo empleas tu tiempo ?
-No siendo rico.
-¿ Cómo así ?.
-Lo gasto todo pronto y soy pobre otra vez , como siempre . Quiero decir que evito poseer cosas , evito tenerlas guardadas . ¿ Me entiendes ?...
Y contemplando en círculo :
-Ya tu ves mi casita, este departamento , pequeño , pequeño y cómodo , sin lujos , sin desbordes ...
Y recogiendo sin premura , contento sus miradas :
-Mi casita, mis libros , ediciones en todos los idiomas , mis papeles , este disco con temas para niños que escribí hace algunos meses , ya se editó en Paris ,¿ Tú lo escuchaste ayer ?, y nada mas ...


Henri Charriere enseña a César Calvo su Disco para niños

Y apretando los párpados , risueño :
-Ah , sí , siempre un poco de whisky , tal como estás viendo ...
-No como lo estoy viendo , como lo estoy bebiendo .
Y Papillón extrae una gran carcajada , corta el aire , niño de nuevo, siempre , y señala la cicatriz en mi mejilla derecha , aplaudiendo y riendo , Papillón . Y yo tomo entonces su sombrero y me corono y Eva Lewitus clic , tras de la máquina dice que Papillón parece el poeta peruano , clic , y yo el fugitivo francés .
Y reímos otra vez viendo , bebiendo .

César Calvo coronado

-No , no creo en los partidos políticos - dice un poco mas lejos y mas tarde , mirando las gentes que caminan allá abajo , ínfimas , al pie del edificio - . Todos los partidos utilizan al hombre como si fuera una pequeña cosa , un pequeño muñeco , una pieza de ajedrez ... y el hombre es .... Y con ojos y labios que rastrean el aire :
-Las palabras son demasiado poco . Las palabras carecen de acción , no siempre , claro . Carecen de imagen . No sé como explicártelo ... Y volviendo los ojos a su cara, a mi cara , con la mirada rebosante , grávida , como una red cargada :
-¿ Ya lo ves ? Las palabras son demasiado poco , hasta para nombrar palabras son demasiado poco ... Las palabras , mi hermano , nunca lo dirán todo ...
Y va garabateando , mientras habla, una hoja de su cuaderno , y el gráfico inconsciente es mucho mas fiel que las palabras , las palabras que callan , como él dice , y yo le pido que me obsequie la hoja borroneada , graficada , tatuada , y que me la dedique a unos amigos admiradores suyos , los Sarmiento Morey .

Papillón y César Calvo


Y luego vuelta a hablar de los partidos , los deshumanizados , así dice , y voy a discutir pero me aguanto , le acepto su razón , sus mil razones , y voy haciendo mío su desdén por "las oligarquías partidarias" y justo en este instante compruebo que mi anillo de arcilla se acaba de romper , la pobre , verde , al presionar el vidrio que cubre el escritorio . Y Papillón ni un gesto , hace como que no , no ha visto nada , y sus ojos le salen por la ventana , extrañamente brillando ...

SEIS

-¿ Que es para ti Venezuela ?
-La incertidumbre, un océano ...
Y mira , sonriendo fuerte , hacia la Avenida Francisco de Miranda , que pasa aturdida de gentes y de carros.

Avenida Francisco de Miranda

-Venezuela es mi cielo , Venezuela es mi infierno , oui ...
Y una vez mas a la ventana a contemplar aquel olor horrible que alzan los autobuses , y a pesar del supuesto desarrollo , las carnes fritas y las arepas .
-Seguramente allá por Altamira , seguramente una pareja se abraza bajo un árbol y probablemente esa pareja no necesita de tantas y de tantas palabras .Seguro que a pesar de las mareas humanas , a pesar de la explosión de las mareas humanas , esa pareja no se ha olvidado de suspirar ...
Y dice que se pasa la vida espiando el movimiento de los planetas :
-La Luna hermano mío .miro y miro la Luna . Seguramente para no mirar esto ,para no mirar abajo ,. La Luna para vivir ...
-¿ Para vivir ?
-Claro que sí . Oyeme bien : voy a confiarte mi ideal , mi verdadero ideal para vivir ...Una ciudad . Porque desgraciadamente ya me han vuelto un animal de ciudad . Pero distinta , bien distinta ...Mi ideal seria una ciudad sin policías en las esquinas . Porque el tiempo perdido lo es para todo el mundo , nadie lo encuentra . Por eso sueño con una ciudad donde no haya comerciantes en las esquinas ni iglesias en las esquinas ...En fin una ciudad donde no haya esquinas, ¿No?...
-¿ Y existe esa ciudad ? ...
-Nos la han robado , pero existe .
Y vuelve a reir pero con menos convicción. Y alza la voz para descubrir que ese si sería un buen tema para algún novelista .


Papillón y César Calvo dialogan



¿ Y que es escribir ?...
-Escribir es como organizar un infierno propio con nuestras queridas manos , ¿verdad ?... Escribir,creo , es preparar el incendio , la hoguera , la llama donde nos consumiremos a solas, oui ...

-¿ Y el amor, Papillón ?...
-Trés facil , trés dificil ...La gran arteria de la vida ...

Y escapando sin pudor :
-¡ Y no me vayas a preguntar acerca de mi libro , y nada acerca del Papillón que estuvo preso en Cayenna ...!

-Bueno pues, Papillón , ¿Qué es del Papillón que estuvo preso en Cayenna ?
Carcajadas. Y entre ellas :
-Ese Papillón ha muerto- dice Papillón-

-............................................

-Sí, ha muerto, lo mató Papillón - dice Papillón.

Y hacemos un silencio.

Hicimos un silencio.

Un minuto de silencio que ya dura varios años.

César Calvo

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Gracias a la colaboración de la gran Fotógrafa Eva Lewitus y del Dr David Arce
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Edita Dr Guillermo Calvo Soriano